lunes, 13 de abril de 2009

HISTORIA DEL VIBRADOR III


En 1905 se ponen a la venta modelos portátiles, lo que permite su uso en domicilios privados.

Entre 1900 y 1920 la variedad de vibradores de aquella época es abrumadora, muchos de los modelos funcionan con corriente eléctrica, otros lo hacen con baterías o gas, incluso se diseñan algunos que funcionan a pedales. Los aparatos tienen velocidades que van desde 1.000 a 7.000 pulsaciones por minuto y los precios pronto empiezan a ser asequibles para su uso doméstico.


Modelos como el "Barker Universal", El "Gyro-Lator" o la "Miracle Ball" comienzan a comercializarse a través de los periódicos de tirada nacional. "La vibración es la vida" -rezan algunos anuncios- "Porque tú, mujer, tienes derecho a no estar enferma". En el Home Needlework Journal lo anuncian como ayuda para la relajación con la que "todos los placeres de la juventud vibrarán dentro de ti."


Bajo el pseudónimo de "Dr. McAura" o el fantástico "Veedee Vibrator", el vibrador se volvió un objeto doméstico relativamente común y sus supuestas capacidades terapéuticas crecieron a la par que su fama, llegándose incluso a afirmar que curaban la sordera, la migraña, la polio, la impotencia, la pérdida de cabello y en ocasiones hasta la halitosis.


Se fueron haciendo populares y aceptados en general sin ningún efecto negativo sexual, en muchos catálogos femeninos el vibrador se publicita como "instrumento para la tensión y la ansiedad femenina."


Su uso se promociona como una forma de mantener a las mujeres relajadas y contentas. "La vibración proporciona vida vigor, fuerza y belleza" -dicen los anuncios- "El secreto de la juventud se ha descubierto en la vibración." Su comercialización llega a tal extremo que algunos modelos incluyen un recambio adaptable que convierte el vibrador en una batidora.

En el año 1918, catálogos de Sears y la compañía de bienes eléctricos Roebuck & Co. anuncian un aparato vibrador que se puede acoplar a un motor doméstico.



La mayoría de los vibradores estaban enfocados a las mujeres, pero también se diseñaron algunos para uso masculino, incluyendo modelos en forma de cinturón que se decía ayudaban a estimular la circulación y vibradores internos para dar masaje y "descargar" la próstata.


En la concepción androcéntrica de la época, al no haber contacto con el interior de la vagina, se consideraba que no había contacto sexual. De hecho, el espéculo, ideado para el examen interno de cavidades corporales como la vagina, resultó mucho más controvertido que los masajeadores clitorianos de entonces.

Hubo dos motivos por los que los vibradores desaparecieron de las revistas femeninas, catálogos y estantes de tiendas populares como Sears Roebuck donde se habían vendido por casi medio siglo: el primero fue a partir de 1920, cuando los vibradores aparecen en las primeras películas pornográficas. Una vez asociado el concepto de "excitación hasta el paroxismo" con el erotismo, acaba la era del vibrador como instrumento médico y éste empieza a adquirir connotaciones negativas. El motivo definitivo por el que la imagen y reputación de los vibradores cambió completamente a mediados del siglo XX fue que en 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad legítima, sino un mito anticuado (lamentablemente para las amas ade casa más recatadas, para las cuales, la coartada del "masajeador personal" perdió su razón de ser.)

En 1949, el manual sexual titulado "El Goce Amoroso en el Matrimonio" intentó rescatarlo sugiriendo su uso en pareja.

Durante la Primera Guerra Mundial, se motivaba a la sociedad a guardar sus fuerzas (y sus ahorros) para combatir los duros tiempos que corrían y los vibradores cayeron en el olvido durante gran parte de los 50 años siguientes, aunque a menudo se colaban en ciertas publicaciones femeninas anunciados como masajeadores de cuello, dando pie a toda una nueva saga de vibradores 2 en 1: los vibradores-cepillo de pelo, los vibradores-polvorera e incluso el curioso vibrador como accesorio de la aspiradora.


HISTORIA DEL VIBRADOR II

Durante el siglo XIX, el masaje de clítoris es considerado el único tratamiento adecuado contra la histeria, de manera que cientos de mujeres con cualquier comportamiento extraño -ansiedad, irritablilidad, fantasías sexuales- son enviadas inmediatamente a su médico para recibir un masaje relajante en la zona y les induzca a un "paroxismo histérico", hoy conocido como orgasmo.

Una máquina francesa patentada en el año 1860 aseguraba alcanzar el paroxismo en un tiempo record de cuatro minutos. Un avance, sin duda, pero que seguía resultando poco práctico, difícil de transportar y de dudosas higiene. Si el matrimonio no solucionaba el problema, la hípica, las mecedoras y los trenes más inestables de la época también se recetaban como tratamientos alternativos.


Por esos mismos años, en el hospital parisino de La Salpetrière, el Dr. Charcot buscaba nuevas respuestas estudiando a pacientes aquejadas de histeria, a las que trataba con hipnosis, como se ve en este cuadro de respuestas estudiando a pacientes aquejadas de histeria, a la que trataba con hipnosis, como se ve en este cuadro de André Brouillet en 1887. Profesor de Sigmund Freud, los estudios de Charcot y su desarrollo posterior en las obras de sus alumnos crearon un nuevo campo de estudio psicológico y psicoanalítico de la histeria.

En el año 1870 un vibrador de aire se encuentra disponible para spas y médicos, pero tiende a perder efecto antes de que el tratamiento esté completo.

En 1872 un físico estadounidense patenta el "Manipulador" un aparato vibrador para dar masajes que funciona a vapor. Advierte que el tratamiento debe ser supervisado para evitar un sobreuso.

Hacia el año 1880, cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, el doctor Joseph Morimer Granville patenta el primer vibrador electromecánico con forma fálica como herramienta terapéutica para masajear la pelvis de manera fácil e higiénica. Pero era grande, pesado y funcionaba con vapor, por lo que sólo fue utilizado en hospitales con fines médicos y era totalmente inadecuado para el uso doméstico.



En 1900 otros físicos siguen produciendo ingenios cuya finalidad es servir como vibradores. Varios artículos y libros de texto sobre la técnica de masaje vibratorio alaban la versatilidad de estas máquinas para tratar casi todas las enfermedades en ambos sexos y ahorrar a médicos tiempo y trabajo. Estos vibradores reducían el tiempo que se tardaba en "llegar ahí" de una hora a unos 10 minutos.

HISTORIA DEL VIBRADOR I

Las mujeres no han aprendido en el siglo XIX a satisfacerse a sí mismas. La masturbación femenina, como apuntan algunas fuentes, estaba extendida ya en el siglo XVIII, pero fue en 1869 cuando se inventó el primer vibrador.


Todo comienza con el "furor uterino" que padecían las damas de la antigua Grecia, una condición que englobaba síntomas diversos de origen desconocido: nerviosismo, retención de fluidos, insomnio y falta de apetito. En el siglo V a.C., Hipócrates creía que el útero daba vueltas por el cuerpo buscando donde causar problemas, así que asoció esta sintomatología femenina a un bloqueo uterino que describió con el nombre de "Histeria", del nombre griego de la matriz, hysteros.

La fisiología galénica dominó la medicina europea durante más de mil años, de modo que las afecciones femeninas enraizadas con la insatisfacción sexual se curaban con una curiosa receta: el paroxismo, otro vocablo griego definido por la Academia con la "exaltación extrema de los sentimientos y pasiones", era inducido manualmente por los terapeutas mediante un masaje frenético que podía extenderse durante horas y acababa, a la larga, resultando de gran alivio para la paciente, aunque bastante doloroso para las entumecidas manos de quien lo practicaba por amor a la salud del prójimo.

En el año 653, los médicos anuncian lo siguiente para tratar la histeria femenina: "...Consideramos necesario pedir a una comadrona su intervención, masajeando la zona genital con un dedo usando aceite de lirios o similares. De esta manera, la mujer afligida se encontrará excitada hasta el paroxismo... especialmente en el caso de las viudas, mujeres que viven en castidad, y religiosas... Es menos recomendable en caso de mujeres muy jóvenes o casadas, para las que es mejor remedio tener relaciones con sus maridos."

"La furia uterina es una especie de locura proveniente de un deseo vehemente y descontrolado de abrazo carnal", afirma un texto médico del siglo XVII citado en el libro The Technology of Orgasm: "Hysteria", the Vibrator, and Women's Sexual Satisfaction, de Rachel Maines (Johns Hopkins University Press). Para curar ese deseo vehemente, cuenta Maines, los médicos "llevaban a la mujer al orgasmo mediante una técnica manual que databa del siglo XVI", lo cual condujo de hecho a "sesiones periódicas de masturbación 'terapéutica' entre médicos y pacientes mujeres.

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